18 julio 2006

Freak out


Y llegaron mis vacaciones. Después de más de 17 semanas de larga espera en las cuales estuve a punto de estallar, finalmente estoy de cortas pero intensas vacaciones.

El semestre pasado no fue el mejor académicamente debido a diversos motivos que me mantuvieron conce
ntrado en otras cosas extras a mis ramos. La principal causa fue mi aventura haciendo clases en una asignatura. Estuve de profesor auxiliar en tres secciones de un curso de Física que me consumió mucho tiempo y me hizo madrugar nuevamente a las seis de la mañana los días viernes. Lo bueno es que me rindió dividendos muy satisfactorios $$$

En una de dichas secciones conocí a una parejita bastante particular. Una pareja romántica que se besaba en público, se abrazaba afectuosamente y quien sabe qué otras cosas. Él, un tipo en extremo blanco, se notaba con alta educación, era respetuoso y muy buen alumno del cual nada se puede decir. Ella, la zorra para fines de esta redacción, solo le hacía honores a su apodo.


Durante las primeras clases ella se preocupó de hacerme enloquecer con sus reclamos por cada evaluación que le corregí. Sus motivos eran muy absurdos y dirigidos solo para acercarse a la máxima nota posible. Debo reconocer que la primera vez que me enfrentó fue incómoda, puesto que se defendía con furia y era dura para decir las cosas. Pero al pasar el tiempo, terminé por tomármelo con humor y comencé a reírme con el otro profesor auxiliar de la sección, compañero mío de carrera, de las actitudes que la zorra mostraba.


En una ocasión llegó a herirnos profundamente : “Ustedes siempre me bajan por puras weas…” dijo. Luego de dicha oración se fue a su puesto completamente iracunda y cuando regresó a hacernos consultas no se dignó a mirarnos y nos preguntaba cosas mirando fijamente el suelo en directo desprecio hacia nuestra persona. Recuerdo que esa noche no pude dormir ^o)


No podría discutir su dedicación a la universidad. Su rendimiento es excelente, es alumna destacada y está adelantando ramos. Esto la ha llevado a tener una reputación que no es de lo mejor. Un día de andanzas con mis amigos Christian y Roberto me enteré que Christian la conocía de uno de sus cursos y que él la detestaba. Por otra parte, la pareja de otro de mis amigos, me contó que “se creía la muerte” que la había conocido en su colegio y que cuando se encontraron en la universidad, la zorra la ignoró completamente. Con todo esto, estamos hablando de una chica con un currículum creado por sus propios méritos.


Sin embargo, toda historia tiene un final feliz (por lo menos en los cuentos de hada). En las últimas semanas de clases, la zorra se comportó perfectamente. Nos trataba bien preguntándonos dudas de manera cortés y hasta reconoció que alegaba mucho. Su vocabulario dejó de ser soez hacia mí y me saludaba efusivamente cuando nos veíamos por la facultad. Claro que todo tiene su precio: ya le habíamos colocado su primer seis.